
Medalla de Nuestra Senora del Buen Amparo
Extasis del 28
de noviembre de 1878
Hija mía,
he aquí mi historia.
«Fui esculpida por un pobre lisiado,
quien después de grandes enfermedades, se volvió
cojo y contrahecho. Era pobre, pero
educado religiosamente. Como no podía
vivir sin trabajar, se ofreció a
una familia adinerada para guardar sus rebaños.
Mientras estaba en los pastos se decía
en sí mismo muchas veces :
Nada hice para alabar y honrar a la
Santa Virgen quien me conservó la
vida a pesar de tantos sufrimientos.
Entonces, un día,
pidió a su amo la parte más
dura de un árbol y éste cumplió
su deseo. Talló
el pedazo de madera y cada día iba
adelantándose su trabajo.»
«Le ayudé y acabó
la Estatua. Me colocó en el pequeño
cuartucho en que descansaba. Después de su muerte, la Estatua quedó
mucho tiempo en la familia de sus amos.»
«Al principio, tenía
Yo mi pequeño oratorio, pobre pero
rico de visitas ; venían las madres
cristianas para consagrarme a sus pequeñitos
; muchos sacerdotes besaron mi Estatua. Muchas veces, alejé los
peligros y los riesgos que caían
sobre Mis hijos. Más tarde, fui
entregada a un viejo sacerdote que me conservó
hasta su muerte. Pero poco antes, le dije por tres veces :
Hijo mío,
no son cristianos tus herederos, no me devolverán
el homenaje que merezco Yo ; antes de morirte, me llevarás
al pantano a unas cuantas millas de aquí
donde pasa un arroyuelo — Me dirigirás
la cabeza hacia Nazareth — y me harás
un pequeño santuario en forma de
tumba. Conservarás el secreto y me
llevarás allá
en el silencio de la noche, rezándome
una oración. Me encerrarás
y te morirás con tu secreto,
Plantarás algunas espinas que
crecerán rápidamente
y Yo me quedaré enterrada en aquel lugar.»
Añadió
la Santa Virgen que pasados muchos años,
llegó la hora de su salida.
Entonces fue cuando su Divino Hijo dejo caer desde el Cielo, una
antorcha luminosa sobre el sitio donde estaba enterrada la Estatua,
llamando la atención de los
pastores. Con respeto fue abierta la piedra sellada y se conservó
una gran veneración por este lugar. «Estaba Yo intacta» dijo la Santa Virgen.
Al instante, se rezaron unas oraciones y
manifesté mi gloria devolviendo la salud a un chiquito.
Mi nombre es «Nuestra
Señora
del Buen Amparo»
Extasis del 16
de agosto de 1880
«Con toda la bondad de mi Corazón,
y con todo mi Cariño, diré
también a los padres que sería muy
bien, y al mismo tiempo una gran gracia, que hicieran llevar a sus
hijos, pequeños y mayores, una
medalla que aún no existe pero que
se podría acuñar, no muy ancha, como uno quiera.
Esta medalla llevaría estas
palabras :
«Oh ! Tú
Santa Virgen, quien pisaste la cabeza de la serpiente, protege
nuestra fe y la inocencia de nuestros pequeñitos.»
La Santísima
Virgen lleva esta medalla sobre su
Corazón y leo muy bien lo que está
escrito ; Ella me la enseña : es
redonda y blanca.
La Santísima
Virgen continúa
:
«No es necesario que cueste mucho esta
medalla, su valor será el mismo.
Servirá
para proteger la inocencia durante un tiempo muy difícil,
mientras se derramará la peste de
la corrupción por todas partes.
Cada cristiano podriá proveerse de
esta medalla que le servirá de
defensa y de arma de la Fe la cual vencería
la boca culpable y pérfida del mal.»
Réf 2001